lunes, 19 de mayo de 2014

Tu foto y Adonis

Tu foto. Miro tus ojos en el espejo y me pregunto qué significa la nariz. Qué las nalgas. Por qué me gustan tanto las nalgas, qué significan. No es porque me recuerden unos panquecitos y los panquecitos mi infancia o la seguridad o un sabor delicioso, aunque eso no me dice mucho, en todo caso, qué significa el placer y qué el dolor. Alguien podrá decir que las cosas no significan nada, que son lo que son, eso dice Alberto Caeiro, que más extraño que todos los sueños de los poetas y todos los pensamientos de los filósofos es que las cosas sean realmente lo que parecen y no haya nada que comprender. Pero a mí no me importa lo que Alberto Caeiro piense del mundo, escribe unos bellos poemas, pero es evidente que no todos sentimos o percibimos las mismas cosas. A veces se me adormecen los sentidos y se me despiertan otros, llamémosle sensores, porque eso son los sentidos, bueno, eso somos nosotros, un pequeño sensor del universo, un tentaculito, en fin, a veces se me desadormecen otros sentidos y percibo cosas diferentes, ¿cómo explicar algo que no existe?, no se puede, mas que con lo que existe. Pobres de nosotros los humanos condenados al lenguaje, a ese límite inconmensurable, a esa leve cárcel de oro. El lenguaje siempre miente, lo más potente que tenemos es la luz y el sonido, así nomás, solos, desnudos, y aquí coincido con Caeiro, no significan nada sino ellos mismos, luz y sonido. Todo oculta algo, todo oculta otra capa, y cada capa te manda a la siguiente hasta que ya no hay nada porque todo es lo mismo. No sé, me imagino algo así como la doctrina budista del vacío, aunque no me atrevo hablar mucho de eso siendo occidental, siendo mexicano que ponemos 23 letreros de tránsito en menos de 500 metros mientras que avenidas kilométricas no tienen ni uno. Tierra absurda, quizás por eso digo absurdidades, quizá eso enseña el maíz, nopal y chile, esos tres dioses terribles que me susurran secretos, pero quién habla vegetal hoy en día, yo no, lo entiendo un poco pero no lo hablo, cómo se traduce el vegetal, no se puede, quizás con luz y sonido, pero no soy fotógrafo ni músico, sólo digo palabras, pobres palabras cansadas, pobre telaraña de luz volátil, ¿cómo se teje la luz?: es una ilusión, como cualquier cosa que digamos, es un conjuro a quién sabe dónde. Y por más palabras que diga jamás formaré esa foto tuya mirándote en un espejo, esa expresión en tus ojos que me dice algún secreto profundo e inefable, quizá incomprensible. Esa forma de tu nariz y tu boca, el ángulo que forman, ya había visto ese ángulo en alguna nube, en algún cactus, en todo tu cuerpo, y me desespero y me dan ganas de callarme porque qué sentido tiene todo este palabrerío, ninguno, sólo quiero contemplar tu foto para siempre, tu foto que tal vez no signifique nada, sólo tu foto para mí, sólo las emociones e intuiciones que despierta en mí, sólo ese misterio insondable de todas las cosas, como un fractal, que cualquier partecita contiene al todo. Si fuera más cursi diría que en esa foto veo al universo, como ese poema de Adonis:
                         
“ Cuando hundo mis ojos en los tuyos
   veo el alba profunda
   veo el antiguo ayer
   veo eso que ignoro
   y siento que pasa el universo
entre tus ojos y yo.     ”

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